martes, 18 de febrero de 2014

Lo que la verdad esconde

Juguemos a un juego:
Imagínate que siempre que miras hay alguien. Te mira y te repasa, te busca con la mirada y aunque lo evites, siempre que vuelves a mirarle a la cara, él te mira a ti a los ojos. Te hace sentir, cada vez que lo miras, diferente contigo mismo. Te esconde secretos que no sabes desvelar. Te preguntas, ¿porqué? Pero ni él sabe la respuesta. Cada vez que le ves te hace ver la realidad. Aunque a veces la realidad mienta. Te hace ver lo que a veces no quieres ver. Te hace ver lo que a veces, te encanta. Y de vez en cuando, no ves nada. Un juego de miradas con él. Sólo miradas. Como ver la televisión, solo que sin sonido. Él es cruel, mucho. Pero también es precioso, si sabes verlo.
Es un objeto, y a la vez una persona. Tus estados de ánimo también le afectan. Si tú lloras, él llora. Si tú sonríes, él sonríe. Si tú le pegas, él se rompe. Quizá es nuestro único amigo, y el único enemigo.
Algo que refleja lo que es inevitable. Ser. La apariencia, la forma, el color. El exterior. Una de las armas más efectivas contra mentes débiles. Y de las menos eficientes contra los que se mantienen fuertes.
Este es él: el espejo.

martes, 11 de febrero de 2014

Una historia con ayuda de Borges.

Un día muy normal. demasiado. Me desperté, me duché, desayuné y cogí el bus hacia el instituto. Y ahora aquí estoy, sentada en un banco en el patio de mi colegio, con mi desayuno, mis amigos y todo es totalmente normal. Me estoy aburriendo mucho, así que decido ir a hablar con una chica nueva. Ha llegado hoy des de Australia según dicen. Me acerco y me siento a su lado.
-Hola, me llamo Naia. Entiendes el español?
Me mira con una cara rara. Como preguntandose si soy estúpida.
-Sí, te entiendo perfectamente. Mi madre era española así que sé hablar igual de bien que tú el castellano.
Me quedo estupefacta. Qué mal genio que tiene esta chica. Estoy a un segundo de levantarme e irme cuando me dice:
-Me llamo Irene. Me he mudado de Australia hace una semana.
Me vuelvo a sentar a su lado y me quedo mirándola. Antes, al ir hacia allí no me fijé mucho en su aspecto, pero ahora me detengo a mirarla bien. Una chica muy normal, la verdad. Tejanos, sudadera ancha verde a conjunto con sus Converse altas del mismo color, pelo castaño claro, ligeramente ondulado y con gafas de sol cuadradas negras. Nos quedamos calladas hasta que ella rompe el silencio:
-Me gustan tus ojos -me dice-. Son de color rojo? O más bien rosa?
-Escarlata -contesté-. La gente me dice que me pongo lentillas, o que modificaron mis ojos genéticamente o cosas así de raras. 
-Y es algo de eso? Porqué los tienes así?
Sí que le intersan mis ojos. 
-No lo sé. Nací así, y los tengo así desde siempre.
-Interesante. Me podrías acompañar a la clase de matemáticas? No sé donde está.
Lo pienso un momento, y decido acompañarla.
Vamos caminando por el pasillo, tranquilamente, en silencio, como los demás. Llegamos a la clase de matemáticas y me dice:
-¡Ay! Qué despistada soy, por Dios -Abre su mochila y saca su agenda-. Hoy es 16 de abril de 1999. Es el cumpleaños de mi hermana.
-Tienes una hermana? -le pregunto-.
-Sí, tengo una hermana mayor y un hermano pequeño. Tengo que ir a mi taquilla a buscar dinero, para comprarle un regalo. Me acompañas?
Estoy en medio de los pasillos y no tengo nada que hacer. Así que acepto. 
Nos dirigimos hacia las taquillas, cuando ella abre la puerta del almacén del conserge y me mete dentro de un golpe. Yo me levanto del suelo despacio, a causa de que la caída me ha dejado un poco mal. Ella está mirando por el pequeño cristal de la puerta y entonces se gira hacia mí.
-Siento el golpe, pero debía hacerlo rápido, antes de que nadie nos viera -se quita las gafas de sol-. Yo también soy como tú.
Tiene los ojos de color naranja, con un toque de amarillo. El color como el de las puestas de sol. Me quedo tan sorprendida que no puedo articular palabra. Pero ella no tiene problema en hacerlo.
-Sé lo que estaras pensando -me dice-. Debes estar flipando. Seguramente tu tía y tus hermanos te habrán hecho creer que tu familia era la única. Pues no es así.
-Como sabes que vivo con mi tía? Y mis hermanos?
-Allí lo sabemos todo de los nuestros que viven aquí.
-Allí, dónde? No entiendo nada...
-Allí, en Strauss. No te han explicado nada de Strauss tampoco?
-Nada de nada. Pensaba que lo de los colores de los ojos era cosa de nuestra família y ya.
-Pues no. A ver, por dónde empiezo?
-Por el principio, eso está claro. A no serque prefieras por el final...
-El principio está bien -coge aire, para empezar a explicar, y suelta la bomba-. Hay mucha gente, bastante de hecho, que son de Strauss. Los de Strauss nos llamamos Natos. Somos los encargados de controlar el mundo, por así decirlo. El color de nuestros ojos nos indica qué es lo que tenemos que controlar. Yo, el color amanecer, le llamamos. Nos encargamos de controlar  el sol y la luz. Allí en Strauss es donde se controla todo. Hace millones de años que existimos. Y ahora me han mandado aquí para venirte a buscar. Debo llevarte a Strauss. Hay cierta gente, entre ellos tu familia, que quieren verte, y designar qué controlaras tú. Porque, el 12 de enero cumpliste 15 años, verdad?
-Sí, así es -respondo con voz temblorosa-.
-Perfecto! -contesta ella entusiasmada-. Cuando la mujer cumpla 15 años, 3 meses y 4 días, será bienvenida al Control. 
-Funciona así con todos los...Natos? 15 años, 3 meses y 4 días?
-Solo con las mujeres. Los hombres deben esperar más. Has oído hablar de la Madre Naturaleza? Madre, no padre. Así que está todo dicho.
Me coge del brazo y saca algo de su bolsillo. Una brújula, con una cadena larga, como para colgársela. Se posiciona hacia el sud-oeste, cierra la brújula, y nos rodea a las dos con la cadena. Luego gira una espécie de engranaje del lado derecho de la brújula.  El suelo empieza a temblar, pestañeo, y al abrir los ojos estoy en otro lugar.
Mi tía y mis hermanos mayores estan allí. Me dan la bienvenida y me lo vuelven a explicar todo. Mi tía, tiene los ojos de color azul océano, así que controla mareas y el mar profundo. Mi hermano Jason tiene los ojos de color verde oscuro, se encarga de controlar el crecimiento de las plantas, sobretodo en la selva. Y mi hermana Rose, melliza de Jason, controla las flores, con un color rojo pasión en sus ojos. 
Me conducen a una habitación, con una silla en el centro, una especie de trono. De colores y un poco ortero, la verdad. Las paredes son blancas y el techo altísimo. No hay ventanas.
-Debes sentarte allí -me dice Rose-. Y allí decidiran tu Control.
Me dirijo a la silla, y ellos cirran la puerta y se van. Me siento, y las paredes se vuelven escarlata, como mis ojos. Y cae una caja de madera delante de la silla. Me levanto y la abro. No hay nada. De repente entran mis hermanos, mi tía e Irene. 
-¿Y bien? ¿Qué hay en la caja? -me pregunta mi tía-. 
-No hay nada -contesto yo-.
Se quedan asombrados, mirándome concara de terror, asustados.
-¿Pero, cómo? La caja decide el destino del control -dice mi tía con voz temblorosa-.
-Habrá que llevarla con la Madre Suprema -propone Irene-.
Empezamos a caminar y recorremos pasillos, habitaciones y salones. Hasta que llegamos a una puerta enorme dorada. Hay dos guardias a cada lado. Irene les enseña el antebrazo izquierdo, con una marca, y nos deja pasar. Allí hablamos con una mujer, con los ojos amarillos. Ella es la Madre Suprema. Es vieja. Resulta que hoy, 16 de abril de 1999, espera a su substituta. Y resulta que esa soy yo. Me coronan Madre Suprema. Y así empiezo mi nueva vida como la que controla a los que controlan. Soy la decimoséptima Madre Suprema.





miércoles, 5 de febrero de 2014

Llega febrero, llegan las cartas de amor.

Un día soleado, de verano. Uno cualquiera para mí. Uno que podía haber pasado y ser como los demás. Pero como siempre dicen, cuando menos te lo esperas, ocurre.
Me obligaron a hacer algo que no quería, y perdí. Y allí estaba yo, con los perdedores y tú, dos personas más allá. Quizá, porqué eras la persona que menos me esperaba, o porque no te esperaba, te vi.
Coincidimos, en muchas cosas. En algunos gustos, en alguna experiencia similar, en cosas. Yo ese día estaba loca, mucho, demasiado. Porque estaba feliz. No sé si era el sol, el calor del verano, porqué sí o por ti.
Hablamos, y desde aquel día, lo que quedaba de verano fue estupendo. De hecho, no recuerdo nada de antes de conocerte. Cada mañana me fijaba en ti, y siempre te pillaba mirándome, fijamente o de reojo, pero me mirabas. Yo te miraba también y algo llamado sonrisas iluminaban nuestros rostros.
Charlar al borde de la piscina, tirarnos y ahogarnos el uno al otro. Sentarse en la mesa de ping-pong a decir estupideces. Hacernos promesas, que nunca cumplimos.
Fue mi mejor verano, sin duda.
Después de él, vino la distancia. La maldita distancia. Hablábamos horas eternas por chat. Larguísimas, pero parecían cortas.
Luego dejamos de hablar. Y otra vez, cuando menos me lo esperaba, cuando ya empezaba a olvidarme de ti, allí apareciste. En el momento menos apropiado, en medio de mi partido, te vi aparecer en la gradería y una sonrisa fue inevitable. Pero por suerte o por desgracia solo fue eso.
Volvieron las charlas infinitas. En las que nos contábamos absolutamente todo, hasta las estupideces más estúpidas. Volvieron los días de felicidad y locura. Cada día era más imposible no seguir enamorándome de ti.
Hasta que, como siempre, cuando menos te lo esperas, pasa todo. De repente, me dejaste de hablar, no querías decirme porqué y lo negabas. Yo no podía más, y te lo dije. Todo. Lo que sentía y lo que me hacías sentir. Y allí acabó todo.
No más conversaciones. No más promesas. No más nada.
Es San Valentín, y se hacen cartas de amor. Y yo, a quién iba a hacérsela?
Y, como una estúpida con la que hacías estupideces, aquí estoy. Recordando todo. Los buenos y malos momentos, que acabaron sin ser buenos y siendo malos. Aquí escribiendote esta carta, para decirte que te amé, pero ya no te amo.

Hipertexto

Qué es un hipertexto?
Un hipertexto es un sistema que permite que un texto contenga enlaces con otras secciones del documento o de otros documentos

Yo no estoy muy segura de que mi blog sea un hipertexto, a mi me parece que sí.

Aquí hago un hipertexto con algunos enlaces que llevan a las entradas de las que estoy más satisfecha de haber escrito:

Hadex

Mi aventura de un día

Historia del puzle