martes, 18 de febrero de 2014

Lo que la verdad esconde

Juguemos a un juego:
Imagínate que siempre que miras hay alguien. Te mira y te repasa, te busca con la mirada y aunque lo evites, siempre que vuelves a mirarle a la cara, él te mira a ti a los ojos. Te hace sentir, cada vez que lo miras, diferente contigo mismo. Te esconde secretos que no sabes desvelar. Te preguntas, ¿porqué? Pero ni él sabe la respuesta. Cada vez que le ves te hace ver la realidad. Aunque a veces la realidad mienta. Te hace ver lo que a veces no quieres ver. Te hace ver lo que a veces, te encanta. Y de vez en cuando, no ves nada. Un juego de miradas con él. Sólo miradas. Como ver la televisión, solo que sin sonido. Él es cruel, mucho. Pero también es precioso, si sabes verlo.
Es un objeto, y a la vez una persona. Tus estados de ánimo también le afectan. Si tú lloras, él llora. Si tú sonríes, él sonríe. Si tú le pegas, él se rompe. Quizá es nuestro único amigo, y el único enemigo.
Algo que refleja lo que es inevitable. Ser. La apariencia, la forma, el color. El exterior. Una de las armas más efectivas contra mentes débiles. Y de las menos eficientes contra los que se mantienen fuertes.
Este es él: el espejo.

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